1. Qué es la evitación experiencial

La evitación experiencial ocurre cuando hacemos cosas para no sentir, no pensar o no recordar algo que nos resulta incómodo.
No es un defecto ni un fallo. Es un intento de protegernos del malestar.

El problema aparece cuando las estrategias que usamos para evitar —distraernos, aislarnos, discutir, callarnos, llenar el día de tareas— terminan generando más sufrimiento a medio plazo.

2. Por qué aparece

En análisis funcional, la evitación experiencial es una forma de regular emociones intensas cuando no tenemos todavía herramientas para sostenerlas.

La función suele ser:

  • bajar la activación
  • evitar conflicto
  • no sentir vergüenza
  • escapar de la crítica
  • proteger la identidad
  • evitar sensación de fracaso

La conducta no es aleatoria: tiene sentido, aunque desde fuera parezca irracional.


3. Ejemplos reales (pareja, adolescencia y adultos)

🟠 Pareja: discutir por lo mismo

Cuando alguien evita hablar de un tema sensible (dinero, familia, sexo), no evita el tema… evita cómo se siente al hablar del tema.
La discusión se convierte en una forma rápida de escapar de la incomodidad.

Ejemplo funcional:

“Prefiero discutir 5 minutos que sostener 30 segundos de vulnerabilidad.”


🔵 Adolescencia: portazos y silencios

Un adolescente que se encierra en su cuarto no evita al padre o la madre.
Evita la emoción intensa que siente cuando piensa que va a ser evaluado o no entendido.

Ejemplo funcional:

El portazo regula más rápido que la conversación.


🟢 Adultos: llenar la agenda para no sentir

Muchas personas mantienen días saturados de tareas para evitar encontrarse con sensaciones desagradables: miedo, vacío, inseguridad.

Ejemplo funcional:

“Si no paro, no pienso.”


4. ¿El problema es evitar? No. Es el coste.

La evitación a corto plazo alivia.
A largo plazo construye una jaula:

  • menos espacio para los valores
  • más distancia en pareja
  • más ruido mental
  • más irritabilidad
  • más dependencia de la propia evitación

No se trata de dejar de evitar, sino de ampliar la capacidad de estar con lo que sentimos sin huir de nosotros mismos.


5. Cierre clínico

La evitación experiencial es un intento honesto de cuidarte.
La clave está en entender qué función cumple, no en juzgarla.

Cuando comprendemos la función de la conducta, podemos empezar a elegir acciones más alineadas con nuestros valores, en vez de reaccionar siempre a lo que duele.


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